miércoles, 7 de abril de 2010

14 de Julio de 2009: Gondar


Cien kilómetros después de dejar Debark llegamos a Gonder. En la entrada al recinto de los castillos nos esperaba Abebe, nuestro guía en Gondar. De camino atravesamos el poblado de los Felasha, los judíos etíopes.
La ciudad de Gondar, segunda capital del imperio después de Axum, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979. Durante más de doscientos cincuenta años (entre los siglos XVII y XIX) fue el centro político, comercial, administrativo y cultural del imperio debido tanto a su situación estratégica como a sus recursos naturales.
La ciudad de Gondar fue fundada por el emperador Fasilidas (Fasil para los etíopes) hijo del emperador Susinios hacia el año 1635. Fue el emperador Fasilidas quien levantó el primer castillo y sus sucesores el resto de las fortalezas, iglesias y baños que configuran el denominado recinto real. La tradición afirma que un búfalo llevó al emperador Fasilidas hasta un estanque y que fue un anciano que vivía cerca quien le dijo al emperador que debía de construir en ese lugar la capital. Fasilidas entonces rellenó el estanque e hizo construir su palacio sobre él.
El Fasil Ghebi (recinto real) es un conjunto amurallado que consta de seis castillos y muchos edificios auxiliares,. El castillo más imponente es el de Fasilidas, un edificio rectangular, de tres plantas, flanqueado en las esquinas por cuatro torreones redondos rematados por pequeñas cúpulas.



Dentro del recinto también se encuentra el castillo de emperador Iyassu, el castillo de Bakaffa, el salón de banquetes, las cuadras y el archivo real.
Durante la visita a los castillos comenzó a llover, pero las explicaciones de Abebe, adornadas con unas gotitas de humor, hicieron especial la visita a pesar de la lluvia. Como casi todos los etíopes, Abebe no dejaba nunca la sonrisa a un lado y no perdía la oportunidad de usar la broma para captar nuestra atención. Por ejemplo, de camino de un extremo a otro del recinto, nos contó una leyenda sobre el origen de su raza, la del abisinio. Dicen que Dios, cuando tuvo dispuesta la masa con la que creó al hombre introdujo un primer molde en el horno, pero este primer hombre, estuvo un tiempo insuficiente en el horno y se convirtió en el primer hombre blanco. Después Dios decidió intentarlo de nuevo y mantuvo al segundo hombre más tiempo al fuego, tal vez demasiado, y obtuvo un segundo hombre, el hombre negro. Finalmente, al tercer intento, Dios matuvo la masa el tiempo justo en el horno y así obtuvo al hombre perfecto, al abisinio.

Esa misma tarde, también vistamos, a un kilómetro del centro de Gondar, el Monasterio de Debre Dirham Selassie, cuyo nombre significa “Monte de la Luz de la Trinidad”. Esta iglesia fue fundada a finales del siglo XVII por Iyassu I y a parte de la forma de León de su entrada esta iglesia es especialmente importante por su techo, cubierto por hileras de ángeles alados.




Si se dispone de tiempo, concentración y paciencia pueden contarse un total de 88 ángeles. Abebe nos pregunto, ¿cuántos ángeles hay en el cielo?, y nosotras, claro está, contestamos que 88…. Pero la respuesta correcta era que el número de ángeles que hay en el cielo es infinito. Aún así el número 88 no había sido elegido al azar, puesto que el número 8 es el símbolo del infinito girado noventa grados. A esas alturas del viaje ya bromeabamos con el which means que una vez tras otra usaban nuestro guías para explicarnos que en Etiopía todo tiene un significado.



Cuando llegamos al hotel de Gondar llovía fuertemente y la monotonía del agua nos traía a la mente el pensamiento que a toda costa queríamos apartar, la voz del calendario que en nuestras cabezas nos decía que tras la visita a los castillos el viaje estaba acercándose a su fin.