lunes, 5 de julio de 2010

15 de Julio de 2009: Abay, el Nilo Azul

Este es el puente que conduce a uno de los escenarios más impresionantes del mundo, a las cataratas del Nilo Azul.



El Nilo Azul nace en Etiopía, en un bosquecillo de arboles (Monte Gishe) donde el agua emerge de pozo entre la vegetación. El primero en describir las fuentes del Nilo fue el misionero Pedro Paez, a 100 Km del Lago Tana, y su agua es considerada sagrada.

Desde su nacimiento el Nilo Azul traza una curva adentrándose en Sudán hasta Jartum, donde se une al Nilo Blanco.

El recorrido completo hasta llegar a la catarata es de unos veinte minutos y al comienzo, nada más bajar del coche, decenas de niñas te ofrecen sus cestitas y sus pañuelos. Con los pies llenos de barro y el olor a humo invadiendo cada rincón de su piel te piden desesperadamente que recuerdes su nombre al regreso. Unas se cortan el paso a las otras, el nombre de una sustituye al de la anterior, y con cada pisada que das hacia delante piensas en lo imposible de retener sus nombres, en lo imposible de satisfacer a todas con los pocos birr que cuestan sus enseres.


El camino hasta llegar a las cataratas no es largo ni complicado aunque no deja de sorprender la destreza de las mujeres etíopes al caminar descalzas entre el barrio y las piedras, sin apenas tambalearse un milímetro las enormes cargas que siempre llevan sobre su cuerpo.
El salto de las cataratas es de 45 metros y su anchura alcanza los 400 metros en temporada de lluvias. En lengua amárica estas cataratas se conocen como Tis Abay que significa “el Nilo que Humea” o Tis Isat “fuego que humea” por la cantidad de agua vaporizada que se genera en la caída.



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