domingo, 4 de octubre de 2009

12 de Julio de 2009: Visita a Axum. Santa Maria de Sión

Comenzamos la visita a Axum por el complejo de iglesias de Santa María de Sión, uno de los lugares más importantes para la Iglesia Ortodoxa de Etiopía por albergar su venerado Tabot (Arca de la Alianza).
Dentro del complejo hay dos iglesias, la antigua, construida por el emperador Fasilidas a principios del siglo XVII y otra nueva, mandada construir por Haile Selassie I. Esta última iglesia, a semejanza de la primera, está dividida en tres zonas, una central dedicada a Santa María y dos laterales en honor a Gabriel y Michael y su construcción fue el resultado de la promesa que Haile Selassie le hizo a Dios cuando, ayudadas por Inglaterra, las guerrillas etíopes pusieron fin a cinco años de ocupación Italiana.



Primero visitamos esta primera iglesia, más moderna y muy diferente exteriormente a las iglesias de Etiopía que conocíamos hasta ese momento. Su interior diáfano y luminoso,  su decoración ya nos era familiar, la misma iconografía dedicada principalmente a la Virgen María (ellos la llaman Santa María) y a San Jorge, los tambores, los sistros, los textos de la liturgia ilustrados y escritos en Geez, los religiosos rezando en una esquina… Lo interesante de visitar una iglesia en Etiopía es que mantiene intacto el espíritu de lo que debe ser una iglesia, que profeses la religión que profeses e incluso, como es mi caso, aunque no tengas religión alguna, no te cabe duda que estás en un lugar sagrado. Pienso en cualquier catedral de Europa, o de España para no irnos lejos, y esa sensación de religiosidad desaparece, suelen estar llenas de gente paseando, de cámara de fotos, de miles de susurros que juntos ya no son un susurro y entre tanto resulta difícil perderse, resulta difícil saber qué distingue una iglesia de cualquier otro tipo de monumento. En Etiopía no era así, las iglesias, con su austeridad, con su penumbra, con sus alfombras deshilachadas cubriendo el suelo, con los iconos de siglos protegidos únicamente con una sábana vieja, con su silencio, con todo eso, las iglesias de Etiopía obedecen sin fisuras a la definición de templo.



La entrada a la iglesia antigua no está permitida a las mujeres aunque si lo está el pequeño museo que se encuentra al lado. Sisay fue nuestro guía en la visita al museo y la iglesia, incluso nos hizo una demostración emocionante de cómo se canta la liturgia. El museo es una sala rectangular ordenado varias filas de vitrinas. Dentro de ellas se exponen coronas, cruces procesionales, trajes y otros objetos históricos de gran valor.
En el complejo se encuentra el lugar más interesante de todos por su significado aunque ninguna persona, ni siquiera los religiosos del complejo, tiene acceso a él, solo un monje guardián. Se trata de una pequeña capilla en cuyo sótano se encuentra el Tabot, el objeto sagrado que hace de la leyenda una realidad, de Etiopía un pueblo elegido por Dios y que determina la historia de un país donde el poder y la religión están íntimamente ligados. La presencia del Arca de la Alianza en Etiopía confirma que Menelik I, hijo de la reina de Saba, fue el primero de una dinastía de emperadores descendientes del Rey Salomón y por tanto del mismo linaje que Jesucristo.
La historia de Makeda, la Reina de Saba, y el Rey Salomón está escrita en un libro fundamental para el pueblo etíope, el Kebra Negast, la gloria de los reyes. Este libro ha reafirmado durante siglos la fe en el linaje “divino” de los emperadores lo que ha marcado la capacidad y el modo de gobierno de estos soberanos.
Este libro narra como la Reina de Saba viajó a Jerusalen a conocer al Rey Salomón. Durante su estancia allí el rey quedó prendado de la belleza de Makeda y la última noche de la estancia de la reina le tendió una trampa para seducirla. El Rey convenció a la reina de que pasara la noche en palacio a condición de prometer no tomar nada de ella sin su permiso, el rey, por su parte, le puso a cambio la condición de que ella no tomara nada de palacio sin autorización suya. Bajo este pacto la reina cedió a dormir en palacio y el rey Salomón organizó un banquete en su honor en el que se sirvieron platos muy salados. Por la noche la reina Makeda no podía dormir a causa de la sed inmensa que le provocó la cena y desesperada bebió el agua que el rey Salomón había dispuesto en su habitación. Al tomar el agua sin permiso del rey, se rompió el pacto que ambos habían acordado y el rey Salomón y la reina de Saba pasaron la noche juntos.
Makeda regresó a Etiopía embarazada y de su idilio con el rey Salomón nación Menelik I. Cuando Menelik fue adulto viajó a Jerusalén a conocer a su padre y permaneció allí tres años. Cuando regresó a Etiopía Salomón ordenó a los primogénitos de los nobles que lo acompañaran y uno de ellos, que tenía que coger un trozo del manto que cubría el Arca tal y como Salomón le prometiera a Makeda, reemplazó el Arca verdadero por una réplica y partió con ella en la comitiva que llevaba de regreso a Menelik. De esta manera el pueblo etíope pasó a ser depositario del Arca de la Alianza que fue escondido durante 800 años en un monasterio del Lago Tana y posteriormente trasladado a Axum por el rey Ezana.



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