sábado, 22 de agosto de 2009

La liturgia

Las iglesias de Etiopía, sea cual sea la geometría de su planta, tienen siempre la misma distribución, siguiendo la estructura del Templo de Salomón. El Qene Mahalet es el lugar donde se realizan los rezos y servicios religiosos, en el Qeddest (Santo) es donde tiene lugar la misa y la comunión y el Qeddus qeddusan, Qedesta o Maqdas es el lugar donde se guardan los sagrados Tabot (réplicas del Arca de la Alianza) y al que sólo pueden acceder los sacerdotes.

Si hay algo que caracterice la liturgia etíope son sus cánticos y danzas, que se remontan a la tradición presente en los libros religiosos de San Yared.

Según la tradición, a inicios del siglo VI, un joven aksumita cansado de memorizar textos religiosos, abandonó el estudio y salió al campo. Empezó a llover y buscó cobijo debajo de un árbol donde se dedicó a observar cómo una oruga, con paciencia y voluntad, alcanzaba las hojas tiernas del árbol que le daban el alimento. Esta visión le hizo reflexionar y pensó que con esas mismas virtudes podría completar sus estudios religiosos. Así, se dedicó con ahínco al estudio y el conocimiento que adquirió fue tal que Dios mandó a tres ángeles para que lo transportaran al Cielo y allí aprendiera, de los pájaros, los cánticos religiosos.
Estos himnos, denominados Zema, eran acompañados por la flauta (inzira), una guitarra de cinco cuerdas (masinquo), un sistro (tsenatsil), un gran tambor (kebero) y un arpa (begena). A su regreso del cielo transcribió estos himnos a pergaminos y fueron paulatinamente introduciéndose en los monasterios.

La tradición también cuenta que cuando el santo Yared le dio a conocer a Gebre Meslkal, rey de Aksum, sus cantos, este quedó tan fascinado que sin darse cuenta, hirió a Yared con la lanza con la estaba marcando los ritmos de la música. Para compensarle del dolor, Gebre Meskal se comprometió a satisfacer el deseo del santo de difundir sus cánticos por todo el reino.

A San Yared se le debe también la introducción de la mekuania, un bastón rematado en forma de T que llevan todos los sacerdotes, dabtaras y monjes en los oficios. Su función rítmica es primordial, pero también es empleada para reposar el peso del cuerpo en los largos oficios religiosos.

Entre los instrumentos cabe destacar los kebero (tambores), las campanillas, los sistros, y un tipo de tambor de gran tamaño llamado negarit, que puede observarse en el interior de todas las iglesias y que se usa en acontecimientos religiosos especiales. Los sistros consisten en una empuñadura que mantiene una U cruzada por varios hilos de hierro en los que a su vez están insertados anillos que chocan entre si al mover el sistro de derecha a izquierda agarrándolo por su mango.

En la liturgia cantada aparecen tres tonos, el normal, el alegre para las festividades y el triste para los días de ayuno. Toda la liturgia etíope festiva es cantada. Los dabtara ejecutan los cánticos de pie y los acompañan de movimientos ondulantes, hacia delante y hacia atrás o en círculo, llenos de solemnidad. Al mismo tiempo elevan y acercan al suelo el bastón simbolizando que Cristo bajó a la tierra y subió al Cielo:




Bibliografía: Etiopía un rostro con tres miradas.




1 comentario:

  1. Guauu!! Estupendos los vídeos y la documentación!! Gracias de nuevo. He ido y he vuelto mientras he visto cada uno de ellos...

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